Al participar en los Diálogos por la Paz en el Castillo de Chapultepec, Peña Nieto planteó que primero debe definirse qué se quiere en materia de seguridad, para construir una estrategia nacional que abata la violencia y sin dejar espacio alguno que la avive y no aumentar la espiral provocada por la declaratoria de guerra contra la guerra declarada por el presidente Felipe Calderón.
En un largo discurso, en que repitió las propuestas de campaña, Peña Nieto también volvió a asumir la responsabilidad por el operativo en Atenco contra el Frente en Defensa de la Tierra, y definió que en ese “incidente” sí se cometieron algunos abusos y violaciones a derechos humanos, pero que se trató de actuaciones de policías en lo individual.
“El uso de la fuerza es una atribución del Estado y ese episodio me dejó algunas lecciones para que el uso legítimo de la fuerza se haga bajo protocolos que respondan al respeto irrestricto a los derechos humanos”, dijo.
Esta declaración la hizo luego de que Trinidad Ramírez recordó la represión contra los habitantes de Atenco por defender los terrenos donde el gobierno de Vicente Fox y el de Peña Nieto pretendían construir una nueva terminal aérea.
“Tu has reiterado que eras responsable del operativo. Entonces eres responsable de los asesinatos, de violaciones a los derechos humanos y de que una banda de violadores siga actuando en el estado de México. Esas son tus credenciales para intentar llegar a la Presidencia. A ti no te importó el sufrimiento de las familias, que es para ti un trofeo”, dijo Trinidad Ramírez.
El poeta Javier Sicilia le dijo a Peña Nieto que él representa “el regreso al pasado, al origen de la corrupción que hoy se desborda por todo el país y cuyo rostro no sólo es la violencia, sino la imposición de la Presidencia, la represión, Atenco, la descalificación a los jóvenes de la Ibero, a las protestas, el voto corrompido y de la miseria, de la ignominia, el regreso a los monopolios de la comunicación”.
Sicilia resaltó que el PRI no hizo su tarea de limpiar sus filas antes de iniciar la campaña. “Es decir de Arturo Montiel, del Góber Precioso, qué decir de Ulises Ruiz y de tantos criminales impunes que aún están en las filas del PRI y en puestos de representación política”.
Peña Nieto, quien llegó acompañado del dirigente nacional del PRI, Pedro Joaquín Coldwell –ambos se despojaron de su corbata antes de llegar a la reunión– no respondió expresamente a las peticiones del Movimiento por la Paz, lo que derivó en un reclamo de Sicilia. “Me preocupa porque no escuché a su corazón; no lo escuché vibrar con el dolor de las víctimas. Fue un discurso frío que nos aterra. No lo escuché una palabra de piedad ni de compasión frente a la violencia. De ver a esa mujer de rodillas, “Por el amor de Dios” Sicilia se refería la foto de una mujer de Atenco sometida por un policía estatal, que se mostró en la mesa donde se llevó a cabo el diálogo.
“No pidió perdón, no escuche una palabra de piedad. Su partido ha impulsado la Ley de Seguridad Nacional que promueve y quiere legalizar la guerra contra la delincuencia. Eso no nos interesa. Tampoco leí una referencia a todos los delincuentes que hay en su partido, que debería estar fuera del universo priísta y otros más en las cárceles.
La Jornada