En el taller de Juan Bañuelos.
Llegué a la nave espacial llamada La Tierra el 24 de octubre de 1953 en algún lugar de la Calle San Juan de Letrán en la ciudad de México. Mi padre estudiaba Derecho en la UNAM y vivía con mi madre en la ciudad de Jojutla, Morelos. En septiembre de 1973 ya estaba en el anexo de la Facultad de Ingeniería en la UNAM estudiando la carrera de Ingeniería Civil, vivía alojado al sur en los edificios de la Villa Olímpica en el departamento que mi tío Carlos Vargas (primo de mi padre) había comprado, creo que era el edificio 22 y recuerdo que Alex Lora vivía en el edificio siguiente, pues su camioneta vieja y él mismo eran inconfundibles.
Conocí a Mario Santiago y a Roberto Bolaño en el taller de Poesía de la torre de Rectoría en la UNAM. Vi no recuerdo la fecha un anuncio pegado en algún muro de la UNAM anunciando el taller de Juan Bañuelos y fuí armado de valor con algunos Poemas al piso donde se alojaba el taller. Jamás olvidaré la impresión al entrar en esa pequeña puerta y descubrir en un pequeño despacho con ventanas grandes a Juan Bañuelos junto a las ventanas mirando hacia fuera y hacia dentro y en el otro extremo a unos cuantos jóvenes melenudos y otros mas formales y también jóvenes poetas mujeres, Bañuelos me invitó a pasar y me senté en un extremo cerca de la entrada. Bañuelos hablaba de organizarse para ir a un mercado con volantes y (creo) leer Poesía o algún comunicado. En algún momento Juan me preguntó si llevaba Poemas y dije que sí, me pidió que leyera y lo hice, lo transcribiré mas tarde aquí porque de momento no lo encuentro en las cajas del pasado, sin embargo he de hacer notar algo importante, una frase de mi Poema que Juan Bañuelos repitió varias veces mirando al exterior: "Va que vuela" y comentando que mis textos tenían una orientación hacia la Poesía "clásica", con lo que provocó que Mario Santiago protestara y lo contradijera argumentando que lo que yo había leído era "definitivamente estridentista", era la primera vez que escuchaba esta palabra, Mario y Roberto estaban parados, contradiciendo a Bañuelos que se molestaba, los demás solo eran testigos de la discusión, yo sorprendido ante lo que suponía había causado mi lectura pero que después comprendí que fui tal vez solo el pretexto para iniciar la discusión, el taller era así, leíamos Poemas, luego el comentaba, los demás participaban y él se asumía como una especie de autoridad en el taller supongo que lo hacía en calidad a su reconocimiento como Poeta nacional por el libro de Poemas sobre el movimiento estudiantil de 1968. (era Premio Nacional de Poesía).
Ese día no pude dormir y en cuanto pude fui a la Biblioteca de la UNAM a buscar información en los diccionarios sobre el término estridentista: "que era estridente, que causaba ruido, estruendo" más o menos eran las explicaciones y obviamente tampoco me enteré del movimiento estridentista hasta varios años después que comencé a leer más sobre Poesía y Poetas de México. Pero esa especie de alumbramiento debido a Mario Santiago me hizo entender que mi camino como Poeta era definitivo, que tenía valor y que podía seguir aprendiendo, escribiendo y soñando, me daba certeza en el camino elegido.
Este es otro de los Poemas que leí en el taller y que Juan Bañuelos comentó:
La Cita.
-para Nelly Mendoza.
-para Nelly Mendoza.
He venido al cajón donde tú vives
he visto a la gente repetirse como culebra
he sido visto
el autobús abandonó la terminal dejándome solo
suave autobús, la bebida seca escapó
del vaso y una flor de pétalos rojos
me llamó y dijo que llegara a
las doce en punto. Vine y encontré que
la felicidad tiene un sabor muy dulce
pero el sabor de tu boca es agrio, amargo
a veces eres una mujer muy cruel
lo he visto en tus ojos
lo encontré en el sitio
donde todas las veces y todos los instantes
te hundes en la inmensidad de los escritorios
de los papeles y de los archivos...
he visto a la gente repetirse como culebra
he sido visto
el autobús abandonó la terminal dejándome solo
suave autobús, la bebida seca escapó
del vaso y una flor de pétalos rojos
me llamó y dijo que llegara a
las doce en punto. Vine y encontré que
la felicidad tiene un sabor muy dulce
pero el sabor de tu boca es agrio, amargo
a veces eres una mujer muy cruel
lo he visto en tus ojos
lo encontré en el sitio
donde todas las veces y todos los instantes
te hundes en la inmensidad de los escritorios
de los papeles y de los archivos...
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