Un libro que cumple con cariño y cuidado el juego detectivesco que Bolaño desencadena en el lector con su novela. Complementa, arma, aporta al paisaje infrarrealista que el chileno retrató y retocó con la licencia poética que le permitía la ficción. Una pequeña falla de la autora que se declara desilusionada por la no existencia de "Cesárea Tinajero". Existió y su referente real era Concha Urquiza.
Una atrapante extensión investigativa, a la altura de la novela.
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